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¿UNIDOS O HUNDIDOS?
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.com
MADRID.

ECLESALIA, 21/11/16.- ¡Qué bueno es hacerse preguntas! Pero de nada servirán si las abandonamos antes de hallar las respuestas. Tener preguntas es señal de que, al menos, no estamos dormidos.

Si la respuesta no llega en un primer momento, no pasa nada; pero es conveniente no archivar la pregunta o dejarla en el olvido. Hay que volver a las preguntas para ir reconociendo por dónde sigue el camino, ya sea el personal o el comunitario.

Soy bastante hermética a la hora de dar explicaciones cuando estoy escribiendo, especialmente si acabará en formato libro. Pero los más allegados (familia y algún amigo o amiga) se interesaban -¿sobre qué estás escribiendo?-, y algo les conté: “De laicos, monjes y pobres va la cosa…” No más explicaciones, sólo puntos suspensivos. El ordenador y el silencio son buenos compañeros de camino para ponerse a escribir, aguardando lo que será el siguiente paso que a veces viene en forma de intuición, de recuerdo, de pregunta…

“¡Aquel salmo… cómo era!” “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos! (132,1). Sí, qué delicia y qué dulzura, pero qué lejos estamos todavía de poder decir que vivimos la vida en misión compartida.

El mundo en que vivimos nos está poniendo delante un reto de convivencia -¿o será de supervivencia? Un reto que, a estas alturas, lleva etiqueta de “urgente”: o nos organizamos desde la unidad, o vamos a seguir cayendo en picado. No hace falta repasar aquí los acontecimientos que estamos viendo, viviendo y sufriendo, son conocidos por todos. No sólo a nivel político, económico, de relaciones entre países, religiones, etc. también a nivel Iglesia-Pueblo de Dios.

Entonces apareció la pregunta que da título a este escrito y es subtítulo en el libro; y no pude menos que sonreír recordando lo que decía Martin Luther King: “Hemos de aprender a vivir juntos como hermanos; si no, vamos a morir todos como idiotas”.

Te regalo la pregunta, ¿Unidos o hundidos?, a ti que estás leyendo estas líneas, para que seamos muchos los que la vayamos digeriendo cuidadosamente y actuemos cuanto antes desde nuestros círculos más próximos fomentando la serenidad, el diálogo, los encuentros que produzcan el fruto de la Unidad; que aprendamos a escuchar, a ceder, a proponer, a aprobar, a consensuar, a valora y a acoger al otro y su realidad, a vivir juntos como partes de un todo que es de todos.

El equipo de diseño del libro hizo un buen trabajo poniendo en la portada una granada cortada por la mitad, dejando ver los pequeños granos que unidos, adaptándose unos y otros, llegan a ser lo que tienen que ser, un fruto delicioso. La granada se nos muestra como parábola de unidad.

Ojalá podamos llegar a cantar la delicia y la dulzura de convivir como hermanos unidos. Ya no hablaremos de misión sino de vida compartida (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Para más información: «Mari Paz López Santos presenta libro«

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