EN DIÁLOGO
IÑIGO GARCÍA BLANCO, Hermano Marista, i.garciablanco@gmail.com
MADRID.

ECLESALIA, 08/01/20.- «El futuro no es un lugar al que nos dirigimos, sino algo que creamos; los caminos hacia él no se encuentran, sino que se construyen, y la construcción de esos caminos cambia tanto al constructor como al destino». (Margaret Silf)

De nuevo nos encontramos abriendo un año nuevo que ha sido esperado, y como cada celebración anticipándonos a lo que puede ser, a lo que deseamos sea, tal vez a la novedad no encontrada o a la necesaria alternativa del camino que venimos realizando; sea lo que fuere, estrenamos y (re)comenzamos un nuevo tiempo. Ese, sí que es un gran paso… tiempo para (con)vivir.

Tenemos la oportunidad y el desafío de entablar conversaciones que nos transformen, que no nos dejen indiferentes y que nos acerquen en nuestras (des)igualadas realidades porque ¡todo está interconectado, todo está (re)ligado!

Como cada año proyectamos deseos, propuestas, proyectos, sueños, compromisos, decisiones, incertidumbres, aniversarios, encuentros… por acontecer. ¿Qué será…? No adelantemos el camino, recorrámoslo día a día, sin atajos y con la sorpresa que nos depara el amanecer o el merecido ocaso del atardecer. ¡En diálogo, en camino!

Qué interesante tomar buena nota de qué hablamos cuando coincidimos y nos dejamos encontrar, qué conocemos realmente los unos de los otros, qué es lo que llevamos y dejamos en ‘la mesa del encuentro’, con quiénes nos dejamos ver y con quiénes hacemos camino. Somos seres relacionales y conversantes, nuestras relaciones nos definen y nuestros diálogos (silencios) hablan de nosotros. ¡Tanto por (des)aprender y tanto por (des)velar!

Cíclicamente volvemos a las fuentes, recordamos nuestros orígenes, bebemos en ellas, dialogamos en ellas.

Cíclicamente sentimos el impulso a (re)emprender el camino, a (re)comenzar de nuevo, a ser (co)creadores del tiempo y de los encuentros, de un futuro común.

Cíclicamente reconsideramos el camino y el testimonio ofrecido -no por la autorreferencialidad sino por preguntarnos con honestidad sobre el tino y desacierto del momento-.

Cíclicamente nos sentimos seguros y reconocidos, aunque siempre hay aconteceres que piden prestar atención y una necesaria nueva respuesta.

Cíclicamente renovamos los compromisos y reforzamos la red de encuentros, gestos, sueños, intenciones y sinergias (cada vez más universales, interculturales, … más INTER-).

Pero siempre con el deseo de ser alentados por el Espíritu de Vida, proponiendo alternativas y denunciando los clamores de nuestro tiempo, siendo expresión de fraternidad (ensayando la sororidad), aprendiendo a ser artesanos de la humanidad … ¡en camino!

¿Qué será… este año? ¿Qué sentimientos se despiertan? Dedicado a cuantos anhelamos una vida plena y en autenticidad -anota tus sentimientos, detente en el que más te resuena ahora o escribe el que surge al hacer silencio-.

Te deseo un año de plenitud, de sueños, de encuentros, de desafíos, de sendas. ¡Es tiempo para vivir…!

«Algo nuevo está brotando ¿no lo notáis?» (Is 43, 19) (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).